by Paula Alfonso
Mi madre nació y vivió en esta plaza, situada a 200 metros de mi despacho y para mi es, sin duda, la plaza más bonita del mundo.
Tiene especial relevancia dentro del tejido de Cambados, por pertenecer a un entorno BIC. Había ido evolucionando, sobre todo en los úlitmo años, hacia una peatonalización, pero todavía le faltaba una reorganización: mobiliario, iluminación, sistemas de drenajes y recogidas de agua, zonas de ocio…
En general, las obras a realizar pretendían ser lo más discretas posible: limpiar, ordenar, renovar instalaciones, homogeneizar mobiliario, iluminar de forma adecuada… pero dos de las actuaciones necesitaban ser más rotundas.
Una de ellas en la entrada norte, antes de acceso al tráfico rodado. La transformamos en un pequeño espacio de ocio, con árboles que enmarcan la entrada, unos bancos a su sombra, un pavimento drenante que permita el uso peatonal y también el acceso rodado puntual y, por supuesto, la escultura del guerrero siepre vigilando. La otra, más relevante, fue la reconstrucción de la antigua escalinata lateral de la iglesia de San Benito, remodelada en los años 70 para colocar un balcón con doble escalera que ofreciese más espacio y comodidad para el paso de vehículos. Aunque esta actuación estaba bien ejecutada y era respetuosa, la solución planteada empobrecía, desde nuestro punto de vista, la configuración espacial de la plaza. Ahora que habíamos devuelto al peatón el espacio frente al coche, era momento de recuperar la escalinata como zona de estancia. Cuando nos planteamos recolocarla en su posición original descubrimos, además, que la calle Real gana ese punto focal en la puerta sur de la iglesia, enmarcando la plaza con las escaleras al fondo que invitan a subir y contemplar el espacio desde la altura, o descansar un rato en sus peldaños. La nueva reorganización de iluminación y mobiliairo, alineados con las zonas arboladas, ayudan a remarcar estos ejes.
En esta obra la reutilización era una práctica necesaria. Teníamos gran parte del material, solo había que reorganizarlo. Nada sobra, ni una piedra, para todas ellas hay un sitio.
La renovación de un espacio urbano lleva implícitos un gran númmero de condicionantes, por eso, cuando se duda, hay que volver a preguntarse cuál es el verdadero «interés general» todas las veces que sean necesarias, porque ahí está la solución correcta. Confiamos en que nuestra actuación responda a los intereses de todas las personas de Cambados, que la usen y la vivan para gastar las nuevas piedras hasta que se confundan con las viejas.
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