by Paula Alfonso
A veces el trabajo de rehabilitación de una edificación con protección integral en casco histórico es casi de bisturí. Desmontar el muro de piedra de 80 cm de espesor para volver a montarlo no fue fácil. Hubo que numerar las piedras para resituarlas, pero adaptando las aberturas preexistentes a las nuevas alturas que nos permite la normativa.
De pronto aparece un hueco escondido en el encalado, una alegría de sol de amanecer en el dormitorio.
El entorno urbano, en este caso, está bastante renovado, pero siempre nos quedará la tristeza de los cableados y las medianeras descuidadas.
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